Sabias tu quien fue José Eugenio Macías? Si, ese es el nombre de un parque recién inaugurado, pero, quien era en realidad?

Estos son apartes de una investigación realizada y que quiero compartirles. El texto se tomo de La Estrella un diario del siglo pasado de la Ciudad de Panamá. Se transcribió literalmente con los giros y ortografía de ese momento. Por Joaquin Batís.  
José Eugenio Macias
Apuntes Biográficos.
I. La Cruz vieja
En una de las pavorosas madrugadas del mes de Agosto del año de 1815; cuando se aguardaba por momentos la invasión de la provincia de Cartagena, de infeliz recordación histórica, por el feroz pacificador Morillo; la puerta de una humilde casa pajiza situada en el callejón de la Prensa del pueblo de Barranquilla, hoy carrera de Ribon, dio salida misteriosa á un hombre, que al parecer, quería evitar se le sintiera por sus compañeros de habitación, según las precauciones que adoptaba. Aquel hombre de garbosa talla atlética, según dejaba traslucir la suave luz de las estrellas que aun iluminaban la escena, se dirijió con paso mesurado, firme i acompasado á la esquina del patio de la misma casa que daba frente a la calle Real, hoy carrera nacional; doblóla i se encaminó por ella hacia el norte con dirección a la iglesia vieja.

Pocos minutos le bastaron para llegar á aquel lugar venerado por la piedad de sus mayores; contempló con recogimiento la Cruz de madera que se alzaba sobre un tosco pedestal de ladrillos en el centro de la pequeña colina que formaba la plaza de la antigua Iglesia, i cruzando los brazos, apoyó el robusto hombro al pedestal mencionado, inclino la cabeza con su frente hacia el oriente i permaneció así silencioso, inmóvil, por largo espacio de tiempo.

¿Quién era aquel hombre? ¿Qué hacía en lugar solitario en un pueblo amenazado de exterminio por el feróz invasor en aquella hora que apénas serian las cuatro de la mañana? Aquel hombre era el Capitan del ejercito republicano José Eugenio Macías, condecorado con el titulo glorioso de uno de los Libertadores de Cúcuta por haber acompañado á Bolívar el Grande en la hueste sagrada que libertó dicha ciudad, después de vencer á los tiranos en el Magdalena, é hizo la campaña de Venezuela en el de 1813; i era miembro de una de las familias mas respetables que 186 años antes habían venido á fundar aquel pueblo de su nacimiento.

Macías que pertenecía á una de las familias de profundas convicciones religiosas, que en el último tercio del siglo anterior había contribuido con notables esfuerzos á colocar la primera i última piedra i paramentar con oro, plata, piedras preciosas i seda, la Iglesia de San Nicolas que hoy, aunque única, tan deteriorada i pobre existe, no habia ido al lugar mencionado con otro objeto, sino el de orar por la ultima vez sobre las cenizas de sus amores, presintiendo que en la lucha homérica que su patria debía continuar para constituir una Nación Libre é Independiente, su carácter de soldado de la República le llamaba al puesto de mayor peligro, i que tal vez, el sacrificio desinteresado de su vida le impediría volver mas tarde, á visitar el lugar amado de sus mas caros efectos.

En aquella actitud permaneció hasta que al fin, el melancólico graznido del Carráu, ave acuática del bellísimo lago que tenía delante, le hizo comprender que la mañana se acercaba, alzó los ojos i ya ciertamente, principiaba ese magnífico sin igual espectáculo, que el hijo de Barranquilla no puede olvidar en ninguna parte delmundo donde se encuentre: la salida del Sol. En efecto, ya se sentía el delicioso céfiro precursor del esplendente astro; i al favor de una de las despejadas alboradas de la estación, podía distinguirse el lindo lago (hoy no existe) que se estendia al frente de la población. Nuestro Héroe, colocado sobre la eminencia de la colina mencionada, que entonces éra ocho piés mas alta que hoy, (1) podía distinguir el paso de las ninfeas que la corriente del vecino rio introducía por el brazuelo de la Aullama para darle salida por el de la Tablasa con dirección al mar por las bocas del Magdalena á pocas millas de distancia. Mas allá del lago distinguía la pintoresca llanura cubierta de martillos de bellas flores gigantescas (Regina Victoria) conocida con el nombre de la loma, cuyo costado oriental bañaba las plateadas ondas del gran rio; i mas al oriente en lontananza, se dibujaba el azul de la gran cordillera de 15.000 piés de elevación sobre el nivel del mar, con sus ondeadas cimas cubiertas de hielos perpetuos, que en aquel momento estaban coronadas por eclajes color de purpura, oro i plata con formas de una decoración tan grande i tan magnífica que la palabra ni el pincel humano son capaces de describir, i que solo pueden admirarse bien, viéndoles estaciado de admiración aquel que las contempla como uno de los espectáculos mas bellos i sublimes, que puede ofrecer á su vista el Supremo Creador del universo.

Macías veía todo ese gran escenario de belleza portentosa en actitud de profunda meditación. ¿Qué ideas cruzaban por aquella frente tersa i espaciosa? ¿Lanzaba el pensamiento en las rejiones del infinito, cuyas obras de grandeza inimitables por el hombre tenia delante? ¿Las lanzaba en el porvenir de aquel bello pueblo de su nacimiento, i calculaba que llegaría un día en que su Patria, libre i feliz, con una industria floreciente, haría un gran comercio de cambios con los lugares mas remotos del globo, i que los bajeles extranjeros, especie de palacios flotantes, recibirían y entregarían sus ricos cargamentos, anclados con toda seguridad, en la parte de aquel mismo hermoso raudal de agua dulce que tenía delante?

O bien, que el lugar donde fijaba sus piés, serviría de base, a uno de los estribos del magnífico puente, que ostentando en su construcción toda la perfección del arte, atravesaría el gran rio para dar paso a los vehículos que deberían de traer con rapidez desconocida, los productos de las rejiones templadas de la industria de populosas ciudades, que se establecerían sobre la majestuosa cordillera que se dibujaba en el oriente? ¿Pensaba acaso que cerca de allí mismo se construiría una de las esclusas del gran canal central navegable, que tomando las cristalinas aguas superiores del San Jorge, atravesaría en todas su extensión la provincia de Cartagena, con derivaciones de otros canales navegables también hacia el Magdalena i hacia la costa del mar, para fertilizar con irrigación artificial todos sus campos tan escasos de aguas potables, procurando a la vez, locomoción barata i fácil a las florecientes ciudades interiores, que se alzarían al impulso del saber i del bienestar universal, que desarrollaba la República?

No, nada de eso pensaba. Aquel rostro de bella y serena fisonomia de raza caucasa, á los treinta i cinco años de edad, reflejaba la concepción de otro órden de ideas ménos placidas, mas no menos grandes, esto es, pensaba en la nueva peregrinación de sangre, de martirios i de heroicos sacrificios que era menester hacer para fundar Patria i Libertad, en la cual él sería bien pronto una de sus mas excelsas victimas.

En aquel momento el astro refulgente del nuevo dia principiaba á aparecer por encima del azul de la gran cordillera. Un torrente de luz vivísima hería su inmensa zona de hielos perpetuos, haciéndola aparecer como un vasto campo de bruñida plata. La noble fisonomía del Héroe, hijo de Barranquilla se pudo distinguir entonces, con todos sus hermosos rasgos de belleza i severa enerjia; su mirada ardiente i concentrada espedía chispas de fuego sagrado como si se acercara la hora del combate, i sumerjido en tal extasis suponía oír ya el ruido atronador de las batallas, sintió la suave presión de una mano por su espalda. Volvió el rostro i encontró la franca i amable sonrisa de su joven amigo Maximiliano Salazar: Estoi listo, le dijo, i marcharon silenciosos hacia el camino del pueblo de Galapa.

Aquella no era época de grandes discursos; la simple manifestación de Salazar, joven patriota de aquellos tiempos que ha continuado hasta hoy, en su edad provecta, dando pruebas de su ardiente valor por la Patria, fue, suficiente para ser comprendida por el Héroe i poner en ejecución todo un plan de abnegación i acrisolada virtud.

En efecto, la marcha rápida de los dos patriotas, la ocasionaba una gran calamidad pública. Morillo, el feroz pacificador, que debería anegar la naciente república de Nueva Ganada con torrentes de sangre americana, segando en los patíbulos, las existencias mas preciosas de sus hijos, i desde el 22 de julio había arribado á Santa Marta con 8.500 hombres de desembarque, movía ya como otro Atila, sus huestes esterminadoras sobre la provincia de Cartagena, suceso, que apenas había podido conocerse por aquel Gobierno seccional el 4 de Agosto por informe de la fragata de guerra inglesa “La Zelosa”; tan entregado esta su personal á la discusión de criminales cuestiones de supremacía de mando, después de los atroces escándalos que había dado para oponerse a las ordenes del gobierno general para someter á la vecina provincia de Santa Marta por medio de aquel peclaro varon predestinado por la provincia á ser el Libertador de cinco Repúblicas; i á cuyo esfuerzo incontestable se opucieron los mas bajos i miserables procedimientos, por un puñado de hombres incapaces de comprender su grandeza. Asi, solo en virtud de tan aterrador, fue que aquella anárquica reunion de insensatos titulada Gobierno, comprendió que la hora suprema de desesperados esfuerzos, se acercaba, i en consecuencia, moviase a dar órdenes para concentrar sobre los muros de la ciudad todas las fuerzas patriotas que estaban acantonadas en la línea occidental del najo Magdalena. Macías i Salazar, por consiguiente obedecían dicha consigna; Los decretos del cielo, sinembargo se opusieron á que consumaran su heroico proyecto.

Triunfo i Martirio
Con paso acelerado é intrépido marcharon los dos soldados patriotas hasta el pueblo de Santa catalina donde fueron sorprendidos por una partida del ejército enemigo que había invadido el territorio por Arroyo Hondo en la costa, mientras otra división al ando del tigre sanguinario Morales lo había hecho, atravesando el Magdalena por Sitio Nuevo é invadía a Sabanalarga el 16 de Agosto. Salazar logro escaparse momentáneamente para ser apresado poco después i obligado á servir á los tiranos de su patria en las fuerzas sutiles estacionadas en el puerto de Cartagena durante el asedio de aquella ciudad mientras Macías fue detenido en una de las casas del pueblo, con otra partida de infelices resagados, pertenecientes á la fuerza republicana mandada replegar sobre la inmortal ciudad.
En tan crítica situación, el Héroe midió con la mayor rapidez i sangre fría toda la estension del peligro en que se encontraba, i resolvió aprovechar la primera ocasión que se presentará para recuperar su libertad i la de sus compañeros de infortunio. Al efecto, serian como las siete de la noche del día de su prisión, cuando quedando solo el centinela que custodiaba los prisioneros, por haber salido á merodear el resto de la escolta que los custodiaba, se lanzo sobre él, son otra arma que su valor, bien probado ya en las batallas de pasadas campañas en que había sido heroico colaborador. .
La lucha fue desesperada; tratábase nada menos, que de la vida o la muerte de uno de los combatientes. Afortunadamente la celeridad del Héroe en ejecutar la sorpresa, fue tal que pudo anticiparse á la maniobra de su carcelero en disparar su fucil, cuya detonación habría sido la señal de alarma para reunir instantáneamente el resto de la tropa diseminada por el pueblo, lo que era necesario evitar á todo trance.

Aquellos dos hombres pendientes del arma mortífera hacían esfuerzos espantosos, el uno para arrebatarla de las manos de su contrario sin disparar; i este, haciéndolos por tirar del siniestro gatillo. Los infelices presos, entretanto comprendieron que era necesario aprovechar los momentos de lucha, porque su suerte les era bien conocida al presentarse los soldados de la escolta; así fue, que exitados por su libertador escaparon en tropel, favorecidos por las sombras de la noche. La noche continuó terrible por algunos momentos mas; pero al fin el soldado español fue derribado por su atleta contendor. Desgraciadamente, al desprender el Héroe el homicida instrumento de manos del vencido, este pudo tocar su resorte i el tiro se verifico á tiempo que el vencedor tenía su mano en la boca del cañón llevándole tres dedos. Rápido como el rayo, con el sangriento trofeo de su victoria, descargo un golpe terrible en la cabeza de su enemigo, próximo a incorporarse, i dejándole exánime en el puesto, salió de aquella casa mudo testigo de su heroísmo, en cuyo suelo corría profusamente su sangre generosas. (continuará)
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(1) La plaza donde estaba esa colina ha desaparecido hace algunos años por la avaricia de los propietarios vecinos; no hace mucho que en parte su superficie se podían ver dibujados en el pavimento de la calle los esqueletos humanos de los cadáveres inhumados en la nave de la antigua iglesia; hoy estos restos han desparecido ya a impulso del trafico

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